lunes, 18 de junio de 2018

El jardín de Valérie de Courcel






El jardín de Valérie de Courcel




El jardín se llama Fort France , se encuentra a las afueras de Grasse, y tiene la denominación de  "jardin remarquable".
Esta ciudad pertenece a  la región de Provence - Alpes- Costa Azul. Destaca, desde finales del XVIII, como centro industrial dedicado a elaborar perfumes y fragancias. Allí se cultivan gran cantidad de flores gracias a su microclima y están  ubicadas tres firmas dedicadas a la industria del perfume , las de Galimard, Molinard y Fragonard.

La casa se construyó hacia 1930 por Lady Fortescue, de ahí el nombre en recuerdo de ella. Fue una escritora británica que obtuvo reconocimiento por  su libro " Perfume from Provence". Más tarde, allí residió  una farmaceútica que dejó su impronta en el jardín.
Hace más de 25 años que aquí habitan Valérie y su marido  Pierre. Ambos te enseñan su jardín con la pasión de quién lo ha trabajado y lo ha visto crecer.




Fort France. Entrada superior



Valérie es una pintora que hace de la naturaleza su fuente de inspiración, ha ido creando el jardín a través de sus ojos de artista. Ella y Pierre son , a la vez, los diseñadores y jardineros.

El terreno, al estar inclinado, está estructurado en terrazas. Se va pasando de un nivel al otro por estrechas sendas y escaleras de piedra, de forma que el descubrimiento del mismo es paulatino. Es un jardín, en palabras de Valérie, donde se  disfruta con los cinco sentidos y es verdad. Mantienen con cuidado toda la vegetación , de manera que las plantas no se oculten unas a otras y, el color , las formas, las texturas... están estudiadas para que, en la asociación, resalten  y no se anulen unas junto a otras.
Una gran cantidad de especies permiten mantener el interés por   el jardín en todas las épocas del año.
Valérie las va enseñando y contando cómo realizó la plantación y así nos muestra un seto zigzagueante de boj, de poca altura, obtenido de plantar pequeños esquejes. Nos habla de un  rosal Banksia trepando por un gran ciprés que , aunque ya no está en flor, nos podemos imaginar el esplendor que alcanzará por su entusiasmo al describirlo o refiere cómo fue llenando las grietas de un muro de piedra con Aeonium negro. El resultado, espectacular.
Son muchas las especies interesantes, valgan algunas fotos para mostrar algunos rincones.



Acacia vestita. Una especie curiosa


Alcachofas y olivos

Aeonium negro resaltando entre las piedras


Los muros que forman las terrazas; no hay rincón sin flores

Amapola de California ( Eschscholzia californica)

Kiwi en una de las terrazas

Equisetum alrededor de un estanque

Detalle de la rosaleda

Espectacular Papaver paeoniflorum

Vista desde una terraza

Las rosas trepan por los árboles

Frutos de peonía híbrida con porte arbustivo

Peonía híbrida

Detalle de la entrada desde una terraza superior. Bananeros al fondo.

Fort France. Cada rincón está embellecido con flores

Aloes en flor; detrás, grandes Echium


Cerca de la entrada, en un pequeño anexo , podemos contemplar algunos de las cuadros de Valérie, realizados al óleo. En su carrera como pintora ha pasado de un estilo figurativo a otro más abstracto en el que, indudablemente, la botánica es el tema principal. Sus cuadros y el jardín, como otra obra creada más, van íntimamente ligados y se enriquecen mutuamente.




Valérie de Courcel. El espíritu del jardín en sus cuadros


lunes, 4 de junio de 2018

La flor morada de la Melia








La flor morada de la Melia


La primera vez que  me percaté de la existencia de este árbol fue en la ciudad de Palencia, hace unos quince años. Estábamos en  el mes de noviembre y, callejeando por la ciudad, llegamos a una plaza donde unos árboles lucían una bolitas amarillo-doradas con un aspecto de árboles navideños.Se trataba de la Melia azedarach.
Es un árbol que me encanta porque en todas las estaciones resulta ornamental y atractivo.


Melia azedarach. Frutos dorados en invierno


Paseo de Melias en el Parque Tierno Galván. Madrid


La Melia  azedarach fue descrita por Linneo en  1753. Pertenece al  Género Melia, Familia  Meliaceae. La palabra azedarach parece proveniente del persa.
Se le conoce también como cinamomo, agriaz, lila, árbol de las sombrillas...
Su origen se encuentra en el sudeste de Asia y al pie del Himalaya. Se difundió tempranamente por diversas partes del mundo. A mediados del XIX  se extiende por  Sudáfrica y América como ornamental. En algunos lugares constituye una  especie invasora.
Es un árbol caducifolio, de  tamaño medio (8-15 m altura). Su tronco es recto, la copa como una sombrilla, aunque su sombra no es muy tupida porque las hojas y flores se disponen de forma terminal en las ramas.
Las hojas son compuestas, con folíolos un poco acuminados, con pecíolos largos , imparipinnadas, de color verde brillante, más claro en el envés y con un margen ligeramente aserrado. 




La copa de la Melia.
Melia .Detalle de flores y hojas.



























Sus flores son pentámeras, esto es, de cinco pétalos de color  azul-morado  o lila, dispuestas en panículas terminales de hasta 20 cm de largo. Florece de mediados a final de primavera y su  olor es muy agradable.



Desde la pasarela del Parque de Valdebernardo contemplamos la copa de la Melia.






El fruto es una  drupa de 1 cm de diámetro, globosa, de endocarpo grueso, verde primero y después amarillo-dorada, permanece muchos meses en el árbol y aún se pueden ver a la vez que las flores. Contiene  una semilla por lóculo que, curiosamente, presenta un  orificio natural. Por estas características sirve para fabricar cuentas de rosario, de ahí el nombre que también recibe  la Melia de árbol santo. El fruto es tóxico si se ingiere, contiene neurotoxinas y hay bastantes artículos que relatan esta toxicidad en el ganado, pero no es venenoso para las aves . Por esta toxicidad, las hojas y los frutos, secos y pulverizados , se utilizan como insecticida.
Las hojas tienen propiedades tintóreas y servían para teñir de negro.
Es un árbol resistente a heladas, a la contaminación, de fácil y rápido crecimiento y que se adapta a diferentes tipos de suelo. Por otro lado, su ramaje es frágil y puede ser dañado por el viento. Su reproducción resulta fácil por semillas  o esquejes.




Frutos de Melia azedarach
Frutos de la Melia en diferentes estadios

























En Madrid podemos disfrutar de estos árboles en numerosas zonas. Hay un importante grupo al lado de la M-30 poco antes de la salida a la A-3. En muchos parques como Madrid-Río, el Parque de Tierno Galván , Parque de Valdebernardo...podemos contemplarlos. Dentro de  la ciudad se pueden ver en la Cuesta de Moyano, se trata de ejemplares jóvenes que se plantaron en sustitución de ejemplares envejecidos de otras especies.


El  Parque de Valdebernardo presenta la ventaja de tener una pasarela desde la que nos acercamos a las  copas de dos ejemplares.


Desde la pasarela del parque de Valdebernardo. Madrid


El Parque forestal de Valdebernardo, en el barrio del mismo nombre, se inauguró en 2007. Se encuentra situado en el distrito de Vicálvaro. Comprende no sólo el parque sino también los  terrenos de Faunia  y la senda botánica que lo rodea, así como  las laderas forestales hasta la  autovía de Valencia, la A-3. 
En el parque, propiamente dicho, podemos pasear hasta la colina artificial, el lago y disfrutar de  la lámina de agua al atardecer.

La pasarela de madera, sobre el camino de las Melias, llega al lago. Desde ella se pueden ver las copas muy cerca y apreciar los detalles de hojas y flores. Un paseo muy agradable.


Pasarela sobre el paseo flanqueado de Melias.