jueves, 29 de junio de 2017

Las malvas reales de Fortuny.




LAS MALVAS REALES DE FORTUNY








Este hermoso cuadro se encuentra en el Museo del Prado, en la sala 63.

Es obra de Mariano Fortuny ( Reus, Tarragona) 1838- Roma, 1874).Este pintor muy pronto consiguió un gran renombre internacional. En el Prado podemos disfrutar de varias de sus obras, alguna de gran formato, como aquella en que se representan las tropas desfilando ante la reina María Cristina y su hija Isabel.

Su primera formación la recibió en la Escuela de la Lonja de Barcelona.Dadas sus cualidades artísticas obtuvo, en 1857,  un pensionado en Italia.

Una influencia muy profunda fue la que le causó su viaje a Marruecos, con motivo de pintar las campañas militares en el norte de Africa, tras recibir este encargo de la Diputación de Barcelona. Su interés por el mundo árabe se había despertado.

Y su formación continuaba. Estudió en profundidad la colección de pintura del museo del Prado. Realizó diversos viajes. En Paris recibiría  numerosas influencias.

Viajó por Andalucía. En Granada alquiló una casa y sus lienzos se impregnaron de la luminosidad del sur. 
En su etapa final se establecería en Roma.Pero, en Italia, también se dejo imbuir de la luz de Nápoles y sus alrededores, Portici. Allí, al aire libre y libre también de la presión económica, dado su gran prestigio, pudo pintar libremente numerosos cuadros y acuarelas, temas sencillos, como el niño en la playa de Portici y el de sus hijos en el salón japonés. Cuadros llenos de luz donde lo íntimo y lo cotidiano nos llegan al corazón.

Poco después, en noviembre de 1874, fallecería a la edad de 36 años. Parece que la causa fue la malaria complicada con una úlcera péptica sangrante. Algunas obras quedaron inacabadas.

Fue un precursor del Impresionismo, un pintor al que le gustaba pintar al aire libre.
Fortuny puso de moda, entre los pintores españoles, el estudio de las flores del natural.
El óleo de las malvas reales es un cuadro alargado, de 124 x 66 cm.La obra estaba en el estudio que él tenía en Villa Martinori, en Roma.

La malva real ( Althea rosea) o malvarrosa , es una herbácea bastante rústica, perteneciente a la familia de las Malváceas. Florece de junio a septiembre.
Hace muchos años se cultivaba por su fibra ( el algodón, Gossypium, pertenece a la misma familia) pero no tuvo éxito.
Procede de Oriente Próximo. Probablemente los cruzados trajeron las semillas al norte y oeste de Europa.
Aquí alcanzaría un gran éxito como planta ornamental. Se consiguieron cultivares con numerosas flores dobles en una gran variedad de colores.
En torno a 1870 , la especie fue afectada por la roya de la malva, perdió vistosidad y fue haciéndose menos popular.
No es difícil de reproducir por semillas que, al ser duras, hay que dejar en agua unas 12 horas antes de proceder a la plantación.
En la imagen se ven las bonitas malvas reales del Jardín Botánico de Madrid, situadas en la posición más posterior de la platabanda, dado que pueden alcanzar 2-3 metros de altura.

En algunas obras aparecerán como elementos del fondo pero su atractivo bien merece un protagonismo.

sábado, 24 de junio de 2017

Los prados silvestres.


 Los prados silvestres

Todo se llena de flores al llegar la primavera. Hasta el solar abandonado, del que retiramos la mirada para no ver que se ha convertido en un vertedero, adquiere una belleza por unas pocas semanas. Belleza efímera, eso sí.
No es Madrid, desgraciadamente por nuestro clima, un lugar en el que por muchos días podamos disfrutar de la primavera.
Pero tenemos el Jardín Botánico. Este año, por primera vez, podemos visitar dos pequeñas praderas ornamentales con plantas silvestres. Las floraciones se van sucediendo, se van modificando día a día. Es un espectáculo.
Para muestra las siguientes fotos.




 Amapolas rojas, amapolas de California, clarkia ( Clarkia unguiculata), acianos ( Centaurea) de diferentes colores...
Algunas las podemos ver en nuestros campos como el aciano.






















    Y de entre la maleza
   surge una flor,
   diminuta mancha
   tras de la yerba,
   tu presencia aflora,
   aciano del camino,
   cuando apenas el día
   se abre paso.

viernes, 23 de junio de 2017

En el Herbario.

En el Herbario. Homenaje a Edouard Leroy Piot.

Cuando, hace unos años, entré en el Herbario del Jardín Botánico de Madrid, nunca pensé que una de mis primeras experiencias  iba a resultarme tan emotiva. Enfrente de mí tenía un cartapacio en el que figuraba el nombre de Leroy, hasta entonces ese nombre no era para mí más que una referencia a un centro comercial. Este nombre, manuscrito en tinta negra en pequeñas fichas  de papel junto al nombre de las plantas  y las localidades cántabras donde fueron recolectadas, por mí bien  conocidas, azuzaron mi curiosidad.
¿Quién era ese extranjero que andaba por aquellas tierras cogiendo plantas a principios y mediados  del siglo XX?
El Dr. Edouard Leroy Piot (1885-1954), doctor en Ciencias por la Universidad de Bruselas, fue un hombre que se trasladó a nuestro país, al pequeño pueblo de Barreda en Cantabria,  en 1908, como director de laboratorio de  Solvay.

La empresa química belga  Solvay, con sede en Bruselas,  había sido fundada por Ernest Solvay en 1863.En 1867 ya había iniciado la explotación de las sal en Polanco, otro pueblo cántabro, y buscaba expandirse. Fue en 1904 cuando se asentó, para la producción de sosa cáustica y carbonato sódico, en el pueblo de Barreda en el municipio de Torrelavega. Esta elección supuso la consolidación industrial de esta zona de Cantabria.

Leroy, aparte de sus obligaciones profesionales y como Botánico que era , comenzó a herborizar por todos los alrededores. De forma muy asidua entre 1915 y 1927. Luego bajó su actividad hasta el año de su jubilación, en 1949, y entonces de nuevo se puso en marcha hasta que la enfermedad le incapacitó. Con Manuel Laínz mantuvo correspondencia  y en el verano de 1951, allí en Barreda, intercambiaron  sus experiencias y conocimientos. La única excursión que hacen juntos fue en Julio de 1954 a Peña Labra, aunque ya Leroy no puede seguir el ritmo de su compañero. Leroy falleció el 27 de Octubre de 1954 y dos años después, en 1956, su hijo cedió el Herbario y la biblioteca botánica a Manuel Lainz. Este Herbario se encuentra en Gijón, en el Jardín Botánico Atlántico, aunque algunos cartapacios llegaron a Madrid.

 Su herbario aporta  no sólo plantas de Cantabria  sino también exsiccatae francesas de plantas alpinas y centroeuropeas que le enviaba su hermano, Víctor Leroy, y las enviadas por el Hermano Sennen (Frere Sennen, 1861-1937).

Para mí ha sido un honor  haber colocado en pliegos aquellas plantas que él recolectó en aquellos parajes que yo, de raíces cántabras, conozco bien. Anduvo no sólo en los alrededores de Barreda, también subió a los montes y llegó a playas y dunas. De los sombríos bosques, de las orillas de los ríos  o de las dunas, esas plantas  permanecieron entre periódicos belgas, de color sepia,  de la época. Allí, en el Herbario, colocar las plantas en los pliegos no es sólo una tarea mecánica, es asomarse a un tiempo pasado donde, la planta, como si de un testigo se tratara, pasa de la mano del que la  recolectó  a la mano del que la recibe y  dispone en el pliego como si el tiempo se desvaneciera entre estas dos acciones. Tal es el poder de la emoción cuando es ésta el hilo conductor en una tarea.

 

martes, 20 de junio de 2017

CONTRA LA CEGUERA A LAS PLANTAS.




CONTRA LA CEGUERA A LAS PLANTAS




Hay que abrir los ojos a lo que tenemos a nuestro alrededor. Nuestra vida está sustentada por el mundo vegetal.
James H. Wandersee y Elizabeth E. Schussler, en 1998, acuñaron el término "ceguera vegetal" para nombrar la incapacidad de ver o notar las plantas que viven en nuestro entorno.

Seamos capaces de disfrutar del mundo vegetal y de conceder a la Botánica la importancia que tiene.