viernes, 28 de julio de 2017

El jardín de Fortuny


Fortuny y su jardín


Mariano Fortuny y Marsal ( 1838-1874)



Entre los pequeños cuadros de Fortuny, en el Museo del Prado, destaca uno que me gusta especialmente, el conocido como  el Jardín de Fortuny. Se trata de una pequeña obra , sencilla pero,  a la vez, evocadora que se puede ver en la sala 63. Es un óleo sobre tabla con un tamaño de 40 x 28 cm.
Parece que el cuadro se realizó entre 1871 y 1872.

Aunque falleció muy joven, en 1874 a los 36 años, ya por estas fechas la fama de Fortuny era grande, tanto dentro de  España como fuera de ella.
Reconocido internacionalmente y deslumbrado por la luz de su estancia en Marruecos, buscó en Andalucía y , más concretamente, en Granada, el lugar ideal para pintar con libertad la luz que tanto amó. Portici, en las cercanías de Nápoles, también reuniría las características ideales que él buscaba para realizar sus obras del natural y, sintiéndose libre de supeditaciones económicas y de encargos, pintar lo que él quería buscando su camino.

En el cuadro se representa el jardín de la casa que ,en 1871, alquiló en Granada, cerca de La Alhambra. La composición y la vegetación son de la mano de Fortuny pero la obra quedó inacabada. Más tarde, en 1877, su cuñado y amigo Raimundo de Madrazo la completó. Madrazo incluyó la figura de su hermana Cecilia, la viuda de Fortuny, y el perro.


El jardín, limitado por una alta tapia, ha atrapado dentro la luz de un día de verano, las malvarrosas y las calabazas en flor nos lo trasmiten. Del cuadro emana calma,serenidad y paz en los largos y calurosos días de estío. La actitud del perro , tumbado a la sombra, y la figura solitaria  paseando  no hacen prever ningún acontecimiento preocupante en el futuro. El tiempo se ha detenido es ese instante y hasta podemos sentir la atmósfera cálida y densa del momento.Esta es la impresión que a mí me trasmite el cuadro sin conocer la historia que hay detrás; al saber que la obra la concluyó otro autor, Raimundo de Madrazo , otros pensamientos añadidos se hacen hueco.

Del conjunto de cipreses destaca el que está seco. que añade una nota de color extra entre el verdor de la vegetación. Las largas y llamativas hojas de la calabaza sobrepasan los límites del parterre y acompañan a Cecilia en el paseo. Del mundo vegetal representado en el cuadro son , desde mi punto de vista, el ciprés seco y las verde-azuladas hojas de la calabaza los verdaderos protagonistas.


Calabazas en el huerto del RJB Madrid

¿ Qué impulsó a Raimundo de Madrazo a completar el cuadro? Podríamos pensar, elucubrando, que este cuadro pequeño permanecería olvidado en algún rincón del estudio.Recuperado después, su cuñado decidió concluirlo, no sabemos si por decisión propia o a instancias quizá de su viuda.  Posiblemente  tardaría un tiempo en decidirse porque  sólo conociendo bien al autor se decide añadir una aportación.
 Lo que Madrazo hizo  podría considerarse como un homenaje a Fortuny y a su propia hermana, incluyéndola en el cuadro podemos pensar que lo hizo como un recuerdo cariñoso de aquellos tiempos que vivieron en Granada. Con este gesto hace partícipe al espectador de  la  aceptación serena de los sucedido tras el duelo de la pérdida.
No sé cómo sucederían realmente los hechos, pero pienso que sólo dos grandes pintores pueden llevar a cabo una pequeña obra tan evocadora, emotiva e íntima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario